MEMORIA
Libertad (de leer, de circular, de consultar…de jugar), espacio (fluido, abierto, intimo, integrador), creatividad, silencio, intensidad de uso, diversión, promover, integrar (actividades, generaciones, culturas), convivencia, cooperación, informar, convivir… Todas estas palabras son utilizadas insistentemente en varios párrafos de la memoria de presentación del concurso con el objetivo de diseñar un Centro Social-Cultural que las aúne y que no por casualidad ha sido llamado “AGORA”.
Todas estas palabras nos acercan al concepto idealizado de aquellas plazas de las ciudades griegas que constituían un foco de constante actividad (cultural, comercial, política) y que ahora intentamos trasladar y concretar en un edificio con una función intensamente social (como no podría ser de otra forma). Pero ¿cómo podemos unir todos estos conceptos? ¿cómo le damos forma?, ¿cómo hacer un espacio abierto e intimo? ¿cómo puede ser fluido y silencioso a la vez? ¿qué cualidades debe tener para regenerar un tejido social? ¿y para ser integrador de las diferentes sensibilidades y compensador de las desigualdades sociales? ¿cómo encajamos el (siempre rígido y condenadamente real) programa? ¿es posible la convivencia entre espacios de alta afluencia de público con pequeños locales para asociaciones? ¿es compatible en un ámbito continuo, por ejemplo, el lector y la partida de dominó?.
Son muchos los conceptos que aparecen en nuestro discurso inicial y muchos de ellos contrapuestos. Tantos y tan diferentes como los individuos que van a usar el edificio, tantos y tan variados como las actividades que podemos llevar a cabo en su interior.
Flexibilidad. Está claro que necesitamos un edificio flexible, con una gran capacidad de adaptación a todo aquello que le pidamos. El resultado físico de una organización de este tipo (cercana a lo aleatorio) debemos empezar a buscarlo a partir de un elemento base que podamos agregar o quitar, mutar y cambiar para que las cualidades del espacio varíen de un extremo a otro con modificaciones aparentemente pequeñas, sencillas. ¿Qué elemento repetitivo podemos hallar que altere de esta manera las condiciones preestablecidas? ¿existe ese elemento a partir del cual se puede conseguir cualquier cosa?. Creemos que sí, y para nosotros es el hombre, el individuo: un individuo crea un espacio unipersonal, buscando intimidad para leer, escuchar música o estudiar; dos individuos se unen creando un espacio para conversar, tomar u café, para informar o ayudar; 20 individuos se reúnen para aprender, convivir, participar, jugar, tomar decisiones; y 400 individuos para asistir a un espectáculo, bailar, vibrar…. Así podríamos seguir hasta encontrar infinitas combinaciones, ya que pensamos que este edifico debe funcionar en el plano de las relaciones humanas, desde las multitudinarias a aquellas que reenvían a cada uno a su espacio de consumo privado: la esencia del nuevo Centro “Ágora” residirá en la invención de las relaciones entre sujetos, y cada una de ellas definirá puntualmente la organización interior del Edificio.
Esta búsqueda del elemento base –el Individuo- y de las distintas combinaciones del mismo atendiendo a la cantidad de elementos unidos entre sí, nos obliga a definir una trama basada en el individuo y las distintas formas que tiene de relacionarse con otros individuos.
Pero esta trama necesita un soporte que establezca los límites de sus dominios, necesitamos dar forma al Edificio, y lo hacemos de la manera más inmediata: apilando planos horizontales como placas base sobre las que colocar los elementos, dispuestos estratégicamente sobre el terreno para adaptarse a la topografía, las orientaciones, los accesos,…
El resultado es una sucesión de placas base-suelotecho que actúan como tableros amplificadores de la acción pública, adaptándose al desnivel para hacer sitio al coche, doblándose para marcar los accesos peatonales, rodados y de carga, separándose o acercándose para definir el espacio entre ellos, recortándose para hacer sitio a patios y dobles alturas que los comunican e iluminan, y deformándose para acomodar los volúmenes salientes (ej. caja escénica) facilitando el uso de la cubierta.
Cada unos de ellos permite flexibilidad de implantación, de manera que casi en cualquier zona (fundamentalmente en la planta baja) se podrá montar un teatro, una mesa redonda, una conferencia, talleres, bares temporales, enchufar un amplificador, un foco o un proyector. Creamos la infraestructura para que pueda tener lugar cualquier tipo de acontecimiento, incluso los que por inéditos todavía no conocemos: ¡nosotros ponemos la base y la ciudad los elementos!
Pero ¿cómo podemos conseguir esta simultaneidad de usos? ¿cómo esa variación aleatoria? ¿qué material nos permite esa versatilidad y como puede utilizarse para reunir tantas y tan diferentes condiciones? ¿cómo podemos diferenciar los espacios, privatizarlos, abrirlos, mensurarlos o dotarlos de las instalaciones necesarias? ¿cómo permitir que se lleven a cabo actividades dinámicas de libre movimiento? La respuesta es muy clara: creando redes que recorran el interior de la placa base-suelotecho. Una red de guías para tabiques móviles multidireccionales para compartimentar con libertad; una red de cortinajes para solo velar o recoger, una red de carriles electrificados para enchufar, una red de tuberías de agua para conectar, una red contra incendios y así sucesivamente hasta conseguir todo lo necesario en el punto solicitado.
El diseño de cada una de estas redes dependerá del nivel de autonomía y versatilidad que queramos alcanzar, por lo que la propuesta que presentamos solo quiere ser un ejemplo de las infinitas combinaciones que se pueden conseguir. La solución final será definida conjuntamente con el equipo gestor del centro.
En el caso de la red de guías para paneles móviles, los hemos distribuido a lo largo de los techos (no precisan guías en el suelo) de cada una de las plantas, en especial de la baja o acceso principal, donde situamos las funciones que admiten mayor variabilidad (servicios sociales, talleres, exposiciones, cafetería…) y que se mueven entre los módulos de uso común e invariable (aseos, comunicaciones, vacíos, patios o auditorio).
En nuestra propuesta esta red de guías para paneles nos permitirá compartimentar el espacio de libre disposición en ámbitos modulares de distintas dimensiones o tallajes:
S [small] 20 m2 / 10 personas
M [Médium] 50 m2 /35 personas
L [Large] 125 m2 / 80 personas
XL [extralarge] 400 m2 / 270 personas
U [Talla única] Todo el espacio de libre disposición / Ocupación máx. 1.200 personas por planta
Como ya hemos comentado, este sistema permite que sea el usuario final el que mediante sus demandas puntuales configure el interior del edificio en cada momento, e incluso podrá elegir el tipo de cerramiento que precisa para su actividad, ya que en la zona reservada al efecto en el centro geométrico de cada planta se almacenarán todo tipo de paneles/tabiques móviles que encontramos en el mercado: predominaran los transparentes o traslucidos (de vidrio, plexiglás o policarbonato) para conseguir un espacio unitario donde podamos ver todo lo que pasa dentro, y en menor numero utilizaremos paneles opacos cuando se requiera cierta intimidad (de madera, tela, acústicos, etc.).También nuestra propuesta incluye una red de cortinajes que puntualmente permite compartimentar sin aislar acústicamente, oscurecer para proyectar o privatizar zonas dentro de áreas delimitadas por paneles.La red de carriles electrificados, junto con las redes de fontanería y saneamiento, permiten adaptar las instalaciones necesarias en función del tamaño, el uso y la afluencia de público de cada nuevo espacio.De esta forma nos encontramos con múltiples opciones a la hora de enchufar un foco, un altavoz, acoplar un enchufe, tomas de voz y datos o fibra óptica, una cámara, difusores, detección de incendios, conectar un grifo o un desagüe, etc.
Es así como concretamos un edificio sin restricciones de uso (solo de mente), sin una imagen interior predeterminada gracias a la posibilidad de cambiar diariamente, y como consecuencia de ser siempre sorprendente.
Esta capacidad de cambio y sorpresa la extrapolamos a la fachada: envolvente-interfaz que sirve de conexión entre el usuario-participe y el observador-transeúnte, funcionando como medio de captación (escaparate) y de proyección (pantalla) de las actividades internas. Físicamente se traduce en un cerramiento fundamentalmente traslucido (iluminar e intuir) a base de planchas de policarbonato de diferentes colores, donde se abren huecos puntuales desde los que ver y ser visto.
Idoia Otegui / PO2 Arquitectos
Centro Cultural AGORA
La Coruña
Architects: idoia otegui_ PO2 Arquitectos
Client: Ayuntamiento de La Coruña
Type: competition / special mention mar 2007
Total area: 8.876,50m2
Budget: 7.182.863,95€