Este proyecto surge de la necesidad de ubicar una vivienda unifamiliar en una finca en medio de un bello paisaje de Cantabria. Para la situación, volumen y forma de la vivienda hemos tenido en cuenta las condiciones medioambientales de la zona; orientación al sol, luz y vistas del valle, protección de los vientos dominantes, lluvias, aislamiento del terreno con un alto grado de humedad y un nivel freático muy superficial, ventilación cruzada en todos los espacios de la vivienda, etc. La propuesta se basa también en principios de sostenibilidad y ahorro energético.
La primera medida y más importante para respetar el entorno natural, es la decisión de la Propiedad de no realizar un proyecto “abusivo”, agotando la edificabilidad que corresponde a la parcela de 2.568 m2, edificabilidad que les permitiría construir hasta 34 viviendas de unos 75m2. En contraposición a esto, deciden construir únicamente dos viviendas con un total de unos 375 m2 y como condición prioritaria e imprescindible: en una sola planta.
Las dos viviendas están separadas, pero unidas por un espacio cubierto, que se asoma a la gran extensión de terreno que llega hasta el río. Dicho módulo se comparte por ambas viviendas y se usa como aparcamiento para 2 coches, que se asemeja a los soportales dónde se almacenaba el carro y los aperos. Hemos sustituido el carro por el coche. Una de las viviendas es mayor y la otra es un pequeño apartamento para un familiar.
La vivienda, por el hecho de desarrollarse en una sola planta y la necesidad de ventilar e iluminar todas las estancias, hace que su volumetría no se asemeje a la tipología tradicional de planta cuadrada con 3 alturas. El limitar la altura a una sola planta permite una mejor adecuación al entorno muy rico en vistas a un bello paisaje hacia el valle y un claro respeto hacia las vistas de los vecinos y visitantes.
A su vez, esta vivienda se distribuye de forma longitudinal, orientando todas las estancias de la casa hacia el Sur y abriéndose al sol y la luz con grandes balcones, que al estar situados en planta baja y no necesitar barandillas, se convierten en galerías o terrazas, protegidas del viento y la lluvia en los laterales por muros, retranqueando así los cerramientos acristalados y permaneciendo ocultos a la vista de las parcelas vecinas.
Así la vivienda se compone de 4 cuerpos adosados, pero ligeramente girados uno respecto al otro, para evitar una construcción excesivamente longitudinal y para asemejase una pequeña agrupación rural y tradicional de pequeñas viviendas en una sola planta.