Desde mediados del S.XIX las grandes ciudades europeas plantearon la necesidad de transformar su tejido pre-industrial. El caso de Madrid, algo más tardío, amplía la ciudad como consecuencia del incremento poblacional por la crisis agrícola, que justificó la expansión de la ciudad por parte de la Burguesía. El suelo empezó a entenderse como un elemento de riqueza y de comercio, se construyeron viviendas utilizando un marcado y ecléctico lenguaje clásico como anhelo de autorepresentación, y este lenguaje incluía gracias a una normativa muy permisiva, la construcción de todo tipo de miradores, voladizos, áticos retranqueados, torreones y cúpulas no habitables, simplemente decorativas. Estos espacios usados muy a menudo como trasteros, son hoy en día los más apreciados por su exclusividad y representatividad, y los más valorados, por sus terrazas y vistas de todo Madrid.
En el castizo barrio de Chamberí nos encontramos una enorme cúpula de 10 metros de altura que corona un pequeño espacio cuadrado con dos terrazas a ambos lados, comunicado con la planta principal en el nivel inferior. Una vivienda simétrica escalonada en 3 alturas que nos da la oportunidad de hacer una reforma integral, donde en la planta baja rectangular colocaremos los usos más públicos de cocina/comedor/salón/ en un único espacio, y tras una puerta corredera lisa e impoluta se esconde un gabinete chino que sorprende por su densa decoración, y que sirve a su vez de espacio de trabajo y cuarto de invitados.
Sobre el espacio central en la planta superior, el dormitorio en suite, coronado por la cúpula, a la que solo se puede acceder por una delicada escalera de gato realizada con tubo corrugado por la que se trepa para acceder a un espacio de 10 metros de altura que tiene el poder y la belleza de no servir para nada… un espacio sin nombre, sin uso, una Follie, una extravagancia, un lujo inútil, sublime, donde los usos serios y convencionales de la vivienda no tienen cabida.
Tras el dormitorio, un baño poco convencional de tan solo 1 metro de ancho y 10 metros de largo, que incluye de forma correlativa todas las funciones que un espacio dedicado al disfrute del aseo y al agua puede desear; el inodoro con zona de lectura, decorado con una escalera de obra que olvidaron los pintores y necesaria para acceder a los armarios a 4 metros de altura; el lavabo encajado en una hornacina iluminada donde te ves guapo y poderoso al empezar el día; una amplia ducha/balcón que vuela y salta sobre la escalera, con vistas al dormitorio y a la sierra de Madrid; una puerta de vidrio corredera que permite ducharse en el interior con la luz del sol de la mañana o con la puerta abierta a la terraza exterior orientada a sur; una ducha exterior para ducharse al aire libre esos días soleados de Madrid desde febrero a octubre; y finalmente una alberca o bañera exterior con agua caliente y una zona de solárium para tomar baños de sol. No se puede pedir más!!!
En la terraza norte, el comedor de verano, a la sombra de la cúpula una cocina exterior completamente equipada y una gran mesa donde invitar a los amigos. 140 metros donde disfrutar solo o compartir y sorprender con una de las mejores vistas de Madrid desde una de sus más emblemáticas cúpulas.
Estrategias de proyecto
Uno. Lo existente, las capas de texturas.
Algunos edificios, casi todos, tienen personalidad, personalidad que se ha formado a lo largo de los años, manifestándose en sus paredes, suelos y techos mediante la superposición de enlucidos, pinturas, y papeles, abolladuras, bordes aplastados, suelos desgastados de haber sido pisados tantas veces, secuencias de pieles, capas de vida, texturas que son testigo del paso del tiempo, de su historia.
Por eso ahora, al comenzar una nueva etapa/capa en la historia de un espacio, primero valoraremos y sacaremos a la luz las partes más importantes que manifiestan el paso del tiempo, intentando recuperar las texturas de mayor valor y belleza. Conservaremos algunas de ellas, daremos nueva vida a otras y también colocaremos capas nuevas que hablen de nuestro tiempo, para dejar una nueva huella en el futuro.
Dos. Una nueva forma de entender el espacio.
El objetivo de la reforma es devolver a la vivienda su espíritu original y a la vez adaptarla a la normativa y al confort actual. En cuanto a su distribución, la idea es respetar su clara composición clásica del eje paralelo a la fachada en enfilade: estancia/salón/estancia, terraza/estancia/terraza, pero desde la lógica proyectual del tratamiento contemporáneo de los espacios, que tiene que ver con las nuevas formas de utilizarlo, más versátil, abierta al cambio, nuestro cliente hace de todo; cocina, pinta, trabaja, practica yoga, y sobre todo es un gran anfitrión, le gusta invitar a amigos y que se sientan como en casa y eso también tiene que ver con la forma con la que se relacionan las personas en su interior, permitiendo tanto la independencia como la conexión de los espacios.
Tres. Materiales
Queremos una vivienda de calidad, a la vez moderna y muy respetuosa con el espíritu original del edificio y de su época (los años 50). Buscaremos la belleza clásica de los materiales existentes, como algunas carpinterías, molduras, suelos de baldosa hidráulica hexagonal!, papeles…y los combinaremos con materiales buenos (que no nobles) que también sean intemporales y prácticos, y bellos.
Cuatro. Una casa bien iluminada llena de objetos bellos
Rodearse de mobiliario y objetos bellos; los nuestros, los usados, desgastados, impregnados de nuestro uso, a menudo transformados, que han ido perfeccionando sus formas y se han hecho preciosos porque han sido apreciados muchas veces; y los nuevos, los deseados… todas estas cosas que te hacen feliz!!!
Y una casa con una buena iluminación hace que nos veamos guapos y vernos guapos nos hace poderosos!!!
Cinco. Y haremos algún guiño…
Algún guiño con sentido del humor, o que tenga que ver con su nuevo ocupante, con su forma de ser y la de sus invitados. Y haremos que este espacio antiguo se “sienta” moderno y que este ocupante nuevo se “sienta” bien y feliz, como si siempre hubiera sido su casa.
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