El Cuartel de San Fernando identifica un lugar que la mayoría de los habitantes de Lugo conocen pero que hace años les pasa inadvertido.
Se han acostumbrado a su presencia muda e inalterable (han pasado ya más de 200 años desde su construcción y casi 10 desde que fue abandonado), y han asumido que pese a ocupar un lugar privilegiado dentro del recinto amurallado sus muros han permanecido infranqueables dada su restringida función militar.
La futura construcción en este lugar del Centro de Interpretación y Museo de La Romanización supone una buena oportunidad para cambiar las cosas.
Pronto este edificio ocupará su lugar entre los hitos de la ciudad, transformándose en un enclave cultural que aprovechará su situación para convertirse en un foco de concurrencia pública que enriquecerá la vida cotidiana de ciudadanos y visitantes, ofreciendo una estimulante mezcla de usos urbanos.
Nuestro objetivo será por tanto reconvertir el sentido unitario y cerrado del edificio existente en un animado centro para amantes y estudiosos del mundo romano, pero también para todos aquellos atraídos por las actividades programadas ó espontáneas que tendrán lugar en su interior.
Se trata de diseñar un edificio para Lugo que además de ser un referente en la divulgación arqueológica se convierta en un FORO moderno en constante actividad: un “implante” socio-cultural que contribuya a la reactivación de esta parte de la ciudad.
Y para conseguirlo creemos que el primer paso debe ser la recuperación del patio como espacio público, abierto, una continuación de la calle desde la que podrá accederse libremente para disfrutar de todo lo que ofrece el Centro, un punto de encuentro que ofrece su protección a los visitantes y a la vez se convierte en la ENTRADA al edificio, la pieza clave que articula el pasado militar con un excitante futuro cultural.
Una vez recuperado el patio reconvertido en FORO decidimos también conservar el carácter y la esencia del antiguo Cuartel: su disposición espacial y su ancho de crujía [12 metros] le dotan de gran flexibilidad programática y de una buena predisposición al cambio de uso, por lo que lo valoramos como un bien aprovechable tanto constructivamente como por tratarse de una referencia consolidada en la memoria de la ciudad. Su nuevo cometido permitirá que la gente lo use como un espacio y no como una reliquia.
Las actuaciones sobre el Cuartel se limitan a aquellas intervenciones puntuales que permiten su adaptación a los nuevos usos detalladas en nuestra Propuesta de Restauración, acomodando en las dos plantas disponibles los usos principales atendiendo a criterios de accesibilidad, interrelación, tipo de usuario, iluminación e independencia acústica.
Sin embargo con esto no es suficiente.
Debemos complementar las zonas “públicas” con esos espacios técnicos que hacen posible su funcionamiento sin que nos demos cuenta, y que concentramos en la AMPLIACIÓN:
Cediendo el protagonismo al edificio recuperado la nueva intervención surge del suelo como un PÓDIUM TÉCNICO que pretende pasar inadvertido para poner en valor el edificio que sustenta y complementa, albergando las zonas de apoyo necesarias que surgen a modo de INFILTRACIONES puntuales variando en cada planta.
Este basamento técnico absorbe la diferencia de cota entre las calles de San Fernando y Quiroga Ballesteros, deslizándose bajo el Cuartel para agujerearse ó abultarse según los requerimientos de cada zona ocupando los intersticios que nos dejan las preexistencias. Un único material y color resuelve paredes, suelos y techos, fachadas y cubiertas, lo que le aporta continuidad y lo convierte en referencia constante dentro y fuera del Centro.
A nivel urbano proponemos recuperar para el peatón el espacio privilegiado que definen los jardines de la Plaza de Ferrol, la iglesia de San Froilán y el futuro Centro y Museo de la Romanización, convirtiéndolo en plaza-preámbulo del nuevo edificio que atraiga al público hacia su interior. Para ello tanteamos la posibilidad de eliminar el tráfico de la calle de San Fernando en el tramo que recorre la fachada principal del Cuartel, desviándolo hacia el perímetro de la Plaza de Ferrol, evitando así su impacto negativo sobre el funcionamiento del edificio y ayudando a disminuir poco a poco la presencia del coche dentro de murallas.